Lo que la Biblia dice
Mientras lee esto podría usted pensar que su existencia es simplemente el resultado de la casualidad o de un accidente en el universo. Tal vez siente que su cuerpo es sólo un conglomerado de sustancias químicas sin valor. Tal vez ha oído que de pronto condiciones apropiadas tuvieron lugar, el destino interactuó y entonces aquí se encuentra hoy. Es posible que se pregunte si realmente hay alguna diferencia entre un animal cualquiera y usted. Quizá piense que está al final de una larga cadena de criaturas que evolucionaron y que dicha evolución continúa su curso lentamente. O posiblemente piense que ha vivido antes como otra persona en una vida anterior debido a la reencarnación y que simplemente ha vuelto como otra persona debido al karma. La verdad es que “¡Usted fue hecho por el mismo Dios para Su gloria!” La Biblia dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen...”
El hombre fue creado por Dios y era una criatura ¡pura e inocente! No tenía pecado, nada le hacía temer o preocuparse; no tenía razón para temer. Pero, el hombre buscó su propio camino y desobedeció a Dios, alejándose así de Él. De manera que, el pecado, que no es otra cosa que querer hacer nuestra propia voluntad en vez de la perfecta voluntad de Dios, se propagó rápidamente sobre la humanidad entera de tal manera que todos somos pecadores ya, en el momento de nacer. Perdimos nuestra relación con Dios y llegamos a ser completamente pecadores. Fuimos separados de Dios, sin esperanza en nosotros mismos de encontrar alguna vez nuestro camino de regreso a Dios. Muchas personas tratan de llegar a Dios en sus propias formas, pero Dios es santo y nosotros pecadores. Así que todos necesitamos un salvador; un redentor; alguien que nos reconcilie con el Santo Dios. No podemos hacerlo nosotros mismos, por eso Dios nos proveyó un Redentor. La Biblia dice: “siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8b. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16.