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Las crisis son una escuela

"Pero el Señor está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados. Eterna será su deshonra; jamás será olvidada." Jeremías 20:11 (NVI)
En tiempos de crisis, es difícil mantener el buen ánimo y la sonrisa. Cualquiera que diga lo contrario, es alguien que no ha sufrido y espiritualiza lo que les pasa a los demás sin saber ni comprender lo que se siente cuando estás en la prensa de los problemas. Suponer que debemos estar siempre sonrientes a pesar de las cargas que tengamos es una utopía que la Biblia no predica.
Son muchos los casos de fieles siervos de Dios que se cansaron, se deprimieron o se angustiaron frente a las dificultades que les tocaba sobrellevar: Pablo, Juan el Bautista, Elías, Moisés, Jeremías, Isaías, Josué, Samuel, David, y el mismísimo Jesucristo en el huerto de los Olivos. Dios sabía esto, por eso le prometió a Jeremías que iba a estar con él, para acompañarlo y sostenerlo. Y la comparación es bien evidente. Por más que se esfuerce mucho, Connie no puede levantar a Juampi de su silla de ruedas, porque no tiene la fuerza necesaria. En cambio, Miriam (mi esposa) o yo lo hacemos a diario.
Para sostenernos en los momentos de crisis, necesitamos algo más que un amigo fiel. Al sentirnos tan aplastados por la el peso de las dificultades, nos hace falta alguien poderoso y grande para ayudarnos. Es la imagen que Dios muestra de si mismo, Él es el poderoso gigante que con amor nos toma en el hueco de su mano para sostenernos, acompañarnos, cuidarnos y protegernos.
Y las crisis que Él permite que pasemos, no son un castigo sino una escuela. Duele decirlo, cuesta vivirlo, pero Dios nos enseña a través del doctorado del sufrimiento. Aprendemos poco en los tiempos de bendición. Pero en la dificultad nos acercamos más al Trono de la Gracia.
Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca hiciste. Cuando Dios te quita aquello que tenías agarrado, El no está castigándote, sino simplemente abriendo tus manos para recibir algo mejor. Las crisis tienen este efecto. Si estás sufriendo, recuerda: La Voluntad de Dios no te llevará donde la Gracia de Dios no te proteja. Dios lo garantiza.

REFLEXIÓN — Suelta para recibir. La Gracia te proteje.

Un gran abrazo y bendiciones

Escrito por:   Daniel Pérez Cliffe.    Fecha de publicación  10/12/2010 11:52 AM
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