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Dios anima a su Líder
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Aquello que un nuevo líder necesita no es asesoría sino ánimo. "Animar" significa literalmente " dar aliento". El general Andrew Jackson decía que "un hombre con ánimo constituye una mayoría", y tenía razón. A medida que, como pueblo de Dios, enfrentamos los retos que Él pone en nuestro camino, haríamos bien en aprender del triple ánimo que se encuentra en este capítulo.
Ánimo en la Comisión de Dios (Josué 1:1-2). Los líderes no lo son por siempre, ni siquiera líderes piadosos como Moisés. En todo ministerio llega un momento en que Dios hace el llamado para un nuevo comienzo con una nueva generación y un nuevo liderazgo. Excepto por Josué y Caleb, toda la generación anterior de judíos había perecido durante la peregrinación de la nación en el desierto, y Josué había recibido la comisión de dirigir a la nueva generación a un nuevo reto: entrar y conquistar la Tierra Prometida. "Dios entierra a sus obreros, pero su obra sigue avanzando". Era Dios quien había escogido a Josué, y todos en Israel sabían que él era su nuevo líder. A través de los años he visto iglesias y ministerios paraeclesiásticos dando tumbos y casi destruyéndose a sí mismos en sus vanos intentos por embalsamar el pasado y escapar del futuro. Su canción lema era: "Como fue en el principio, así será siempre, por los siglos de los siglos". En muchas ocasiones he orado con y por piadosos líderes cristianos que fueron criticados, perseguidos y atacados simplemente porque, como Josué, tenían la comisión divina de guiar un ministerio hacia nuevos campos de conquista, pero la gente se negaba a seguirlos. Más de un pastor ha sido ofrecido como chivo expiatorio porque se atrevió a sugerir que la iglesia hiciera algunos cambios. J. Oswald Sanders ha escrito: "Una obra originada por Dios y dirigida por principios espirituales superará el efecto creado por un cambio de liderazgo e indudablemente tendrá un mayor crecimiento como resultado”. Un líder sabio no abandona completamente el pasado sino que construye sobre ese fundamento a medida que avanza hacia el futuro. A Moisés se le menciona cincuenta y siete veces en el libro de Josué, una evidencia de que Josué respetaba a Moisés y todo lo que él había hecho por Israel. Josué adoraba al mismo Dios que Moisés había adorado, y obedecía la misma Palabra que Moisés había dado a la nación. Hubo continuidad de un líder a otro, pero no siempre hubo conformidad, porque cada líder es diferente y debe preservar su individualidad. En dos ocasiones se llama a Moisés siervo de Jehová en estos versículos, pero Josué también era el siervo de Dios (24:29). Lo importante no es el siervo sino el Amo. Josué es llamado "servidor de Moisés" (1:1), una palabra usada para describir a los que trabajaban en el tabernáculo, y también a los que eran servidores de un líder (véanse Ex. 24:13; 33:11; Nm. 11:28; Dt. 1:38). Josué aprendió a obedecer como servidor antes de comandar como general; primero fue siervo y después fue líder (Mt. 25:21). "Quien nunca aprendió a obedecer no puede ser un buen comandante", escribió Aristóteles en su obra Política. Dios le dio a Josué la comisión de lograr tres cosas: introducir al pueblo a la tierra, derrotar al enemigo, y reclamar su heredad. Dios pudo haber enviado un ángel para realizar esto, pero Él decidió usar a un hombre, pero antes de usarlo decidió darle el animo , y el poder que necesitaba para hacer el trabajo. Como ya hemos visto, Josué es un tipo de Jesucristo, el Autor de nuestra salvación (He. 2:10), quien ha ganado la victoria y ahora nos hace partícipes de su herencia espiritual. Estudie más sobre Josué este gran hombre y líder de Dios, en el curso Seamos Fuertes. Lecciones preciosas que encuentra en el Ciclo de Estudios de Libros de la Biblia.
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Escrito por:
W. Wiersbe - Seamos Fuertes
Fecha de publicación
7/8/2011 4:20 PM
Número de visitantes
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