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Lecciones de Obediencia
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"Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos" 1 Jn. 5:3 Cuando el pequeño Gabriel regresó a casa después de la escuela dominical, su mamá le preguntó qué había aprendido esa mañana. Su rápida respuesta expresó un cúmulo de cosas: «Sobre la obediencia… ¡otra vez!». Aunque tengo muchos años más que Gabriel, coincido en que la obediencia a Dios es una lección que debemos aprender una y otra vez, aunque a veces seamos reacios a hacerlo. Oswald Chambers escribió: «El Señor no me pone reglas, pero deja bien en claro Sus normas. Si mi relación con Él se basa en el amor, haré lo que dice… Si vacilo, es porque amo a alguien que coloqué en Su lugar y que compite con Él; es decir, yo». Cuando somos obedientes, le demostramos a Dios que lo amamos y que confiamos más en Él que en nosotros mismos. Arthur W. Pink dijo que el amor es «un principio activo, y que se expresa … mediante acciones que agradan al sujeto amado». Obedecer a Dios significa renunciar a lo que nosotros queremos y decidir hacer lo que Él pide. Dios exige obediencia de parte de Sus seguidores, y Jesús le otorgó suma importancia a este tema. En una ocasión, preguntó: «¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?» (Lucas 6:46). Y también presentó este desafío: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (Juan 14:15).
Reflexión: La obediencia a Dios es una expresión de nuestro amor a Él.
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Escrito por:
Editores de Nuestro Pan Diario
Fecha de publicación
8/1/2011 8:52 AM
Número de visitantes
4525
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