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La desesperación nos hace deslizar - Creciendo en el Conflicto
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menudo decimos con facilidad sospechosa: "Confía en Dios y todo te
saldrá bien"; pero a veces confiamos y nada sale bien. La confianza de
David, en Dios, no lo libró del odio de Saúl ni le permitió permanecer
con su familia. Aunque confiaba, tenía que huir para salvar su vida. Corriendo
con pánico llegó a Nob, justo al norte de Jerusalén, donde había sido
erigido el tabernáculo de Israel. El sacerdote, Ahimelec, se confundió
cuando vio a David. Sabía que había un precio por su cabeza, así que fue
reacio a involucrarse . El
relato dice:... ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo? Preguntó, y
David replicó: .. . El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa
cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te he encomendado; y yo
les señalé a los criados un cierto lugar. Ahora, pues, ¿qué tienes a
mano? Dame cinco panes, o lo que tengas (1 S. 21: 1-3), y con eso, David
dio un paso en la resbaladiza cuesta de la deshonestidad que finalmente
le costó su reputación y dignidad. Obviamente, Saúl no lo había enviado
a una misión secreta, y probablemente no había ningún joven con él
mientras hablaba con el sacerdote como acababa de declarar. David
primero dijo esta mentira para alejar cualquier sospecha que el
sacerdote pudiera tener, y para conseguir algo de comer. Aunque no tenía
pan común disponible, sí tenía de flor de harina; es decir, del que
había sido consagrado; pan que comían solamente los sacerdotes, o
quienes eran ceremonialmente puros (Lv. 24:9). Siglos después Cristo
citó esta historia con aprobación, señalando que la vida es más santa
que el pan (MI. 12:3-4, 7-8). Cristo no estaba aprobando la decisión de
David de ir a Nob; sencillamente dijo que la necesidad humana es más
importante que un ritual. El
problema no fue el pan que David comió, sino la mentira que dijo.
Aunque pensó que le ayudaría en su huida de Saúl, finalmente la verdad
salió a flote y él estuvo en una situación aún peor. Doeg, un amigo de
Saúl que estaba en el tabernáculo en ese momento, después le contó a
Saúl lo que había visto y escuchado (1 S. 22:9). Al final, la
deshonestidad de David solamente lo llevó a decepciones más grandes.
Primero dijo una mentira. Segundo David creyó a una mentira. Pidió al sacerdote que le
prestara una espada o una lanza que pudiera usar para defensa propia. De
manera increíble, Ahimelec respondió: .. .La espada de Goliat el
filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en
un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay
otra sino esa, y dijo David: Ninguna como ella; dámelo (1 S.21:9). iDavid
debió recordar que esta arma no había librado a Goliat! ¿Por qué ahora
debía pensar que lo libraría a él? Sin embargo, tomó la espada de Goliat
y huyó, atravesando el valle de Ela donde había vencido al gigante con
su honda. Luego siguió hasta que llegó a Gat, ¡el territorio de donde
era Goliat! !Dependió de la espada y el territorio de su enemigo para su
protección! Dónde
estaba el David que había dicho: . . . Tú vienes a mí con espada, y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en nombre de Jehová de ,los
ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has
provocado (1 S. 17:45). Su fe en Dios se desvaneció como el rocío frente
al sol de la mañana. Buscando la ayuda de sus enemigos, David estaba
confesando su falta de confianza en el Dios vivo. A menudo en nuestras
vidas salen a flote los pecados que hemos conquistado. La desesperación
tiene una forma de hacernos deslizar al interior del letargo espiritual
para que así nos desanimemos, preguntándonos si seguir a Dios tiene
algún valor práctico. David, el hombre que creyó haber conquistado el
miedo, ahora era controlado por éste. Aprenda como "David manejo el pánico", estudiando el curso Creciendo a través del Conflicto, enseñanzas bíblicas que encuentra en el Ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos.
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Escrito por:
E. Lutzer - Creciendo en el Conflicto
Fecha de publicación
9/16/2011 3:57 PM
Número de visitantes
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