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La Desilusión...escuela del programa de Dios - Primer parte
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La palabra desilusión se encuentra en el vocabulario de todos nosotros, porque hemos tenido sueños que no se han cumplido. Entre más grande sea el sueño, mayor la desilusión. A veces la gente nos desilusiona. Imagínese a la mujer que descubre que su esposo tiene una aventura amorosa. Pensaba que lo conocía, y estaba convencida que nunca la traicionaría, pero ahora sus peores temores se han hecho realidad. Descubre que esa persona amada llevaba una vida secreta. ¡Qué terrible es el engaño! Con frecuencia los padres se desilusionan de sus hijos; un jefe se desilusiona de su nuevo gerente, y viceversa. A menudo nos desilusionan las circunstancias. Cuando me inscribí en la facultad del Instituto Bíblico Moody, hace muchos años, la secretaria de nuestra sección de oficinas era una alegre joven de 20 años y ojos brillantes, quien con alegre sonrisa saludaba a todos los que pasaban por su escritorio. Debido a que tres meses más tarde se halló un tumor masivo en su abdomen, los médicos concluyeron que sólo le quedaban tres meses de vida. Ella se arriesgó y aceptó un novedoso tratamiento para el cáncer que parecía obrar maravillas. Cuando regresó al trabajo, todos nos alegramos que estuviera de nuevo con nosotros. Pero el cáncer reapareció y ella murió unos meses más tarde. Imagínese lo que significa ser remontado hasta el cielo mediante una renovada fortaleza, para luego finalizar con una amarga desilusión. Muchas veces me pregunté por qué Dios dejó que la esperanza floreciera tanto instantes antes que fuera cruelmente estrellada contra el piso. La promesa de sanidad sólo aumentó la desilusión. Uno espera un ascenso y alguien menos calificado lo obtiene; planea un negocio y éste se Viene abajo en el último instante, o nunca imaginó que la esposa padecería la enfermedad de Alzheimer. ¡Que desilusión! También podemos desilusionarnos con Dios. Una pareja oró por un hijo, y cuando la joven quedó embarazada estaban encantados. Prepararon todo el ajuar y la cuna, pero el bebé murió en el momento del parto. "Para mí Dios no vale nada". dijo el hombre furioso. "¿Por qué nos haría esto?" Otra mujer que oró por sus hijos y no recibió la respuesta a sus oraciones. dijo: "Hace tiempo que dejé de confiar en Dios y en la oración. Ni siquiera volví a orar, porque no quiero otra desilusión". Los israelitas experimentaron duras desilusiones (Ex.15: 22-27). Inmediatamente después del milagro del Mar Rojo, entonaron una canción de alabanza con tal euforia que tendríamos la impresión de que podían creerle a Dios en toda circunstancia. Pero el canto pasó a ser un susurro, y la música un murmullo. Las alturas del éxtasis duraron poco, porque pronto cayeron en las profundidades de la desilusión. Estudie esta la prueba que Dios envió a los israelitas en Mara (Ex. 15) y aprenda varias lecciones para su vida espiritual, escuchando el curso "Acercándose cada vez más a Dios". Estas lecciones las encuentra en el ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos. Inscríbase hoy mismo y estudie totalmente Gratis en el Instituto Bíblico de BBN.
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Escrito por:
E. Lutzer - Acercándose cada vez más a Dios
Fecha de publicación
5/21/2014 8:07 AM
Número de visitantes
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