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La Desilusión...escuela del programa de Dios - Segunda Parte
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La difícil caminata por la arena caliente del desierto muy pronto redujo el abastecimiento de agua. Durante tres días buscaron un oasis, pero no lo encontraron. Una y otra vez los exploradores regresaron con informes negativos. Imagínese la arena caliente encegueciendo sus ojos, y el viento soplando contra ellos como un horno, mientras la preocupación aumentaba. Justo en el instante cuando habían concluido que Dios estaba ausente y muy desinteresado en el sufrimiento que padecían, divisaron un oasis a la distancia. Los padres animaron a sus hijos: "¡Sólo un kilómetro más y llegaremos allá!" Los más jóvenes recorrían los últimos metros a gran velocidad para ser los primeros en beber. Algunos tomaron el agua con las manos; otros con recipientes. Increíble, aunque tenían la lengua reseca, el agua estaba tan amarga que no pudieron beberla. Se nos dice que aún hoy existen oasis donde el agua es tan amarga que los viajeros cansados no pueden consumirla. Leemos: Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? (Ex. 1 5:23-24). Después siguieron las quejas. ¿Por qué los había defraudado Moisés? ¿Por qué Dios estaba jugando con ellos? ¿Por qué los había llevado a ese oasis sabiendo que sus corazones se reanimarían, sólo para ser cruelmente desilusionados? Mejor hubiera sido no hallar un oasis. Que haber encontrado uno que rebosaba, pero aguas amargas e impotables. ¿Cuál era el propósito de Dios con esto? Leemos: ...Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó... (Ex.15:25). Esta era una prueba, un examen a nivel superior que revelaría la seriedad de su compromiso, que sacaría a la luz lo que había en sus corazones. Es como Dios les hubiese dicho ¡Malas noticias, es la hora del examen! La desilusión revela nuestro carácter; nos permite saber quiénes somos en realidad. Ella es un espejo en el cual podemos ver nuestras arrugas, y todo las demás realidades. Pero la decepción hace que crezcamos en la fe, o que nos quejemos con ira e incredulidad. ¿Quién llevó los israelitas a Mara? Dios, claro está. Ellos no forjaban su camino en el desierto. Cada paso se daba bajo la dirección de Moisés. Y ahora, justo en el centro de la voluntad de Dios, cuando seguían el mapa que Él había trazado, se encontraron con una dura prueba. Aprenderían que Dios, no sólo planea nuestros éxitos, sino también nuestros fracasos. Porque claro está, a veces somos culpables de nuestras amargas decepciones. Aún así. Él está dispuesto a ayudarnos para que aprovechemos nuestros propios fracasos. Como hemos aprendido, aunque seamos llevados por Dios a Mara, o como resultado de nuestras propias decisiones necias, nuestro Señor está listo para ayudarnos a transformar las aguas amargas en aguas dulces. Algún día estaremos ante nuestro propio Mara. Desearemos beber y descubriremos que no podemos hacerlo. Cansados, buscaremos algo que calme nuestra sed, pero sólo encontraremos la arena venteando en nuestros rostros. Con frecuencia la euforia del Mar Rojo viene acampañada por el sabor amargo de Mara. ¿Qué nos enseñan esas experiencias? ¿Por qué Dios le da tanta importancia a la desilusión en su programa de estudio? Estudie esta la prueba que Dios envió a los israelitas en Mara (Ex. 15) y aprenda varias lecciones para su vida espiritual, escuchando el curso "Acercándose cada vez más a Dios". Estas lecciones las encuentra en el ciclo de Estudios de Personajes Bíblicos. Inscríbase hoy mismo y estudie totalmente Gratis en el Instituto Bíblico de BBN.
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Escrito por:
E. Lutzer - Acercándose cada vez más a Dios
Fecha de publicación
5/21/2014 9:54 AM
Número de visitantes
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