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La Presencia de Dios: el secreto para el Éxito.

Claramente el éxito de Josué estaba arraigado en su dependencia de Dios. Aun modeló principios de mando buenos cuando condujo a los israelitas. Por ejemplo Josué sabía actuar rápidamente, la capacidad y buena voluntad de tomar una acción decisiva y oportuna pueden significar la diferencia entre la victoria y el fracaso. Josué usó el avance rápido de su ejército para hacer a sus enemigos perder el equilibrio.

Cuando los aliados de Israel, los gabaonitas, fueron de repente sitiados por cinco reyes amorreos, parecía que estos los podrían abrumar fácilmente ya que eran superados inmensamente en número (Josué 10:9). Josué respondió rápidamente e hizo que sus hombres marcharan desde Gilgal durante la noche. Los israelitas sorprendieron a los amorreos la mañana siguiente, tomándolos desprevenidos y obteniendo una victoria espectacular.

Josué coordinaba todo este trabajo con sus líderes claves. Los ancianos de Israel por lo visto lo respetaban. A diferencia de Moisés que a veces tenía la costumbre de trabajar solo (Éxodo 18:1-27; 33:7), Josué trabajaba en equipo.

Pero en todo esto, si había algo seguro de Josué como líder era su andar con el Señor continuamente. Este hombre nunca pareció intimidado o amenazado por otros lideres influyentes, su seguridad estaba en Dios quien le había puesto es ese lugar.  Por eso la gente no se quejaba, ni se rebelaba contra su liderazgo. De hecho, continuaron siguiendo sus instrucciones hasta después de su muerte, hasta que su generación dejo de existir (Jueces 2:7).

Los expertos en liderazgo modernos con regularidad enarbolan el concepto de “liderazgo de servicio” como modo preeminente de influir en los demás. En este aspecto, Josué vivía siglos de adelanto de su época. El rechazó ponerse por encima de las privaciones que su pueblo experimentaba. El era siervo de Dios, no el rey de su pueblo, y esa realidad de su vida influyó en la manera que dirigía a la gente. Cuando puso una emboscada al pueblo de Hai, personalmente se coloco donde había mayor peligro. Intencionalmente ocupo la posición mas peligrosa en el campo de batalla (Josué 8:4-22).

Josué podría haberse escondido en la emboscada con veinticinco mil hombres, en cambio se coloco entre los cinco mil soldados que organizaron una marcha difícil para que el enemigo los persiguiera y de esa forma abandonara la protección de su ciudad. El liderazgo valeroso no era inadvertido entre sus hombres. Los soldados se motivan más en seguir a un líder que nunca les pide hacer algo que él mismo no quiere hacer.  Algunos lideres militares más famosos de la historia rechazaron ordenar que su gente hiciera algo que ellos mismos no estaban dispuestos a hacer. George Washington parecía impenetrable a las balas enemigas a pesar que su abrigo y sombrero quedaban acribillados después de cada combate.

Napoleón Bonaparte tenía al menos diecinueve caballos que habían sido heridos por balas, mientras conducía sus tropas en la batalla. Los enfrentamientos feroces que tuvo le dejaron una herida facial y un bayonetazo en el muslo.

Se ha dicho que ningún soldado griego sufrió más heridas que su general, Alejandro Magno. Cuando dirigía  a sus hombres por un desierto árido, rechazaba comer o beber más que ellos.

Así también Josué como líder respetado no usó su posición prominente para objetivos egoístas, después de haber conducido fielmente a los israelitas no encontramos que este hombre de Dios haya hecho exigencias algunas como recompensa por sus servicios. Nunca oímos de algún tipo título exaltado o riqueza extravagante que viniera a Josué como premio por su éxito. Nunca vemos a Josué exigir el respeto de su pueblo. No hay ninguna acusación de malversación de fondos o de abuso de poder. Los israelitas creyeron que este líder dirigía con la finalidad de dar gloria a Dios y bendecir al pueblo de Dios Tal liderazgo inspiró un seguimiento leal.

George Washington como líder era valiente, el almirante Nelson era intrépido y tenía la marina más grande, Alejandro Magno y Julio Cesar tenían las mejores tropas a su disposición. Josué sin embargo en su ejército, tenía un grupo andrajoso de derrotados y antiguos esclavos, pero con la dirección de Dios consiguió victorias imposibles. Todo su peregrinar al mando del pueblo,  necesitaba más que un buen liderazgo, requería la presencia de Dios. Finalizando podemos concluir que Josué tenía algo que carece en muchos lideres la presencia de Dios, y este era el secreto de su éxito.


Escrito por:   H. Blackaby - Llamado a ser un líder de Dios.    Fecha de publicación  7/28/2008 10:45 AM
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