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¡Dios también tiene para su vida una promesa de esperanza!

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Entonces los jefes de Judá proclamarán: La fortaleza de los habitantes de Jerusalén es su Dios, el SEÑOR Todopoderoso." Zacarías 12:5

Se inauguró hace poco en Argentina el Museo del Holocausto. Un museo para recordar y tener presente, el holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial. El slogan del museo es: "Un museo, nada de arte". Y presenta muchas fotografías del terrible exterminio que sufrieron los judíos durante aquellos años oscuros. Cada fotografía es un puñal al corazón, un durísimo testimonio de la crueldad humana. Parece imposible que alguien pueda generar tanto horror y martirio. Y en cada fotografía hay siempre un patrón común. Los ojos de los prisioneros están sin esperanza. La realidad era demasiado dura para poder ser soportada, les habían asesinado la esperanza.
Muchos años antes, el pueblo de Israel había pasado por una situación muy similar. No hay fotografías de aquellos años duros, pero tenemos los relatos de la historia. La deportación a Babilonia fue terrible. Dios lo había avisado y se venía la destrucción de Jerusalén, no había salida. El pueblo quedó destruido y los que sobrevivieron fueron a Babilonia de esclavos. La situación era más que desesperante, triste y dolorosa. No había nada bueno para esperar.
Frente a la tristeza absoluta, al futuro negro, el pueblo había bajado los brazos, le habían asesinado la esperanza. Ya no había nada por que luchar. Por eso Zacarías recibe de Dios, esta gloriosa promesa. Para un pueblo sin esperanza ni futuro, Dios les promete un reino poderoso. Para unos desterrados sin hogar, Dios les asegura un lugar permanente para vivir tranquilo. En su incomparable amor, viendo el dolor que había en el corazón de su pueblo Dios prometió una nueva era. Un tiempo de paz, de prosperidad y de seguridad.
¡Cómo maravilla el amor de Dios! El castigo al pueblo de Israel era justo. Dios lo había avisado durante años, pero no le hicieron caso. Y cuando Dios en su justicia aplica el castigo por la desobediencia, se conmueve su corazón y los consuela con esta promesa.
Este es el amor de Dios que no ha cambiado. Un amor individual y permanente. Dios también hoy tiene para tu vida una promesa de esperanza, con la cual desea fortalecerte. Tal vez estás como aquellos judíos, sin esperanza y desanimado. Tal vez la realidad, pasó como una aplanadora por tu cerebro y mató tu buen ánimo. Dios tiene para tu vida una promesa de esperanza.

REFLEXIÓN - Dios te fortalece.

Un gran abrazo y bendiciones.

Escrito por:   Utilizado con permiso de Daniel Pérez Cliffe.    Fecha de publicación  8/5/2008 11:24 AM
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