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¡Hoy Pedro nos desafía a hablar de Jesús y llamarle por su Nombre!

"Sepa todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a quienes ustedes crucificaron, Dios ha hecho Señor y Cristo." Hechos 2:36

Las personas ponemos etiquetas y caratulámos a los demás con sobrenombres, apodos o consignas. Es muy difícil cambiar esa etiqueta. Como dice el viejo dicho: “Ninguna buena segunda impresión, puede mejorar una primera mala impresión”. Por eso es tan importante dar una buena impresión cuando vamos a la primera entrevista de trabajo.
El pueblo de Israel había crucificado dos meses atrás a un hombre que se hacía llamar el Mesías, alguien que había hecho muchos milagros, que había dado muy buenos discursos, pero que el poder religioso tildaba de subversivo, complicado y perverso. Para el pueblo, Jesucristo había sido un convicto, alguien que murió en una cruz. Se olvidaron pronto de sus milagros y favores. Sólo quedó en la memoria colectiva, ese evento de la pascua judía. El carpintero clavado en una cruz para malhechores y malvivientes. ¡Algo habrá hecho!... decía el pueblo. ¡Por algo será!... decían los ancianos. Así que le quedó a Cristo el apodo de presidiario. Le habían puesto a Cristo una carátula difícil de sacarle, por eso sorprendió tanto el primer mensaje público de Pedro. Todos los recuerdos eran muy frescos, era peligroso defender un reo del imperio romano, era peligroso ponerse del lado de un proscrito para la policía religiosa de los fariseos. Era muy peligroso llamarse discípulo de alguien que había muerto en una cruz. Pero a Pedro no le importó, con valentía, con decisión y con argumentos dijo las cosas como eran. Llamó a Cristo por su Nombre, Pedro le cambió la etiqueta a Cristo. Y en lugar de ser un convicto, lo llamó con el título que siempre tuvo, Él es el Cristo, el Señor, el Mesías. Y Pedro lo dijo con total claridad en Hechos 2, no hubo mensajes ambiguos, no hubo dudas, no hubo temor. “Ustedes crucificaron” y asesinaron al mismísimo Hijo de Dios, les gritó a los judíos en su cara.
Hoy hemos perdido esa pasión por Jesucristo. Ya no lo defendemos con tanta firmeza. Ya no tenemos tanta claridad cuando hablamos de Jesucristo. Acomodamos nuestras palabras, al auditorio que nos consulta, y le ponemos nombres más comerciales al Señor y Cristo.
Hoy Pedro nos desafía a volver a la fuente, para hablar y llamar a Jesucristo
por su Nombre. No dejes que nuestro siglo XXI lo caratule.

REFLEXIÓN - Llamá a Cristo por su Nombre.


Escrito por:   Daniel Peréz Cliffe. Devocionales PC.    Fecha de publicación  5/5/2008 11:48 AM
Número de visitantes  4761


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